A la medianoche {Prólogo}

Bueno, decidí comenzar una historia original que me inventé ayer (?) Aquí dejo el prólogo, espero que os guste y que comentéis. Recordad, mi blog se alimenta de vuestros comentarios! :3

Aclaración: Decidí que la canción oficial será Seven Devils, de Florence + The Machine. Quizás podáis darle un toque mejor a la historia si la leéis mientras la escucháis :3

Yo no quería volver, pero no tuve más remedio. Los problemas familiares hicieron que tuviera que volver a aquel lugar que provocaba mis pesadillas noche y día. Quería negarme, pero sabía en la situación en la que nos encontrábamos y no quería complicar más las cosas. Así quizás solo estuviera lastimándome yo.

Puedo ver ya en vuestros rostros una mirada de ¿qué dice ésta? Lo intuyo. Me cuesta hablar de ello, pues pensaba que había dejado ya todo mi pasado atrás, pero aún a mis 16 sigo pensando en ello. Creo que es justo que os informe un poco para que sepáis de qué va esto.

Mi nombre es Prudence, Prudence Wolf. En realidad la gran parte de la gente no me llama así –a excepción de mi madre, que lo usa cuando está molesta conmigo-, si no Prue. Yo ya me he acostumbrado a ese mote, por lo que no puedo ni quejarme de ello. Tampoco pensaba hacerlo, sinceramente.

Soy hija única, pero no me siento tan sola como muchos de vosotros pensaréis. Es más, adoro la soledad, es como un viejo amigo que viene a visitarme cada día. Seguro que habéis pensado alguna vez eso, ¿cierto? Todo el mundo llega a pensarlo alguna vez.

Vivo con mi padre y mi madre en New York, pero en realidad nací en Bran, Transilvania. Hechos que mencionaré más adelante provocaron una mudanza a Brooklyn. Yo estaba contenta con ese cambio de aires, pues ya empezaba todo el mundo a considerarme una lunática por lo que decía y que era verdad, pero nadie me creía. Me sentí como Luna Lovegood, con la única diferencia de que yo no estaba loca. Aunque ya ni siquiera estoy segura de ello.

-          ¿Queda mucho? –pregunté cansada.

-          No, ya solo faltan 30 minutos –contestó mi padre mientras ponía otra canción en la radio, para empezar a cantarla junto a mi madre.

Solo bufé y seguí mirando hacia la ventana. Mis padres siempre se ponían a cantar canciones variadas, siempre animadas y antiguas, para hacer un poco más ‘animado’ un viaje largo. Yo odiaba eso, así que solo ponía canciones en mi iPod y me enfrascaba en mi propio mundo. Pero hoy no podía hacer eso, solo pensar en que pronto llegaría a la casa solariega en la que viví 10 años.

No recordaba tener amigos allí, pues todo el mundo se alejaba de mí incluso cuando yo ni siquiera me fijaba en ellos. Llegué a acostumbrarme a ello, pero aún seguía sin saber por qué nadie quería hablar conmigo. Me sentía triste, pero aprendí a convivir con ello al cabo de los años.

Un letrero hizo que llamara mi atención momentáneamente. En él ponía: Bienvenido a Bran, en letras grandes, y en pequeño, Espeamos que disfruten de su estancia aquí.

Yo la disfrutaría, eso seguro. Pero en cuanto comenzara la noche no podría dormir, ni comer, solo tumbarme en mi cama, taparme con la sábana hasta arriba y rezar por quedarme dormida. A mis padres no les llama la atención, pues creen que es por la adolescencia y que estoy pasando una mala etapa. Lo único que paso es una mala noche, porque hay una cosa que ellos no saben, o no quieren creer. Pero yo lo sabía muy bien, aunque ellos creyeran que lo había olvidado en el paso de los años. Creían que ya estaba a salvo;

Pero a la medianoche empieza la fiesta.